CLOVERFIELD.

La cinta rompe record de taquilla al conseguir 41 millones de dólares su primer de semana.

Pues resulta que el pasado jueves tenía planeado:

A) Escarpar de mi clase de “Arquitectura y Medio Ambiente”,

B) Acudir a Cinépolis y ver en función de las 8:25 la cinta “Cloverfield”,

C) Luego, ir por unas galletas al oxxo y entrar a la función de 10:35 de “Ganster Americano”.

La compañera Ivette de RH me entrego mi pase, no sin antes lanzarme esta advertencia “Recuerda que en caso de que te sientas mal no te podemos cambiar el boleto, no compres nada para comer y te recomiendo que lleves una bolsita para vomitar”. No le tome importancia a sus palabras, porque de hecho no entendí que fue lo que me quiso decir, pues desconocía los famosos “Side Effects” de la cinta.

Comenzó la proyección. En la sala solo había otras 5 personas. Al cabo de 20 minutos sentía que todo me daba vueltas y las ganas de vomitar eran impresionantes. El malestar continuaba así que exactamente a las 9:06 tuve que levantarme e ir al baño, mojarme la cara y respirar profundamente. Regrese, pues para mi, irme del lugar nunca fue una opción, al menos no hasta ver de frente al famoso monstruo (el morbo en su máxima expresión). Esta vez me quede de pie en el pasillo, después de 10 minutos decide elegir un lugar estratégico, cerca de la salida y cerca de un bote de basura, en caso de que el estomago me traicionara. Por momentos cerraba los ojos y solo escuchaba los gritos y las explosiones, para no marearme más de la cuenta. Termino la película y yo solo pensaba en irme a casa y recostarme. Esa noche no pude cenar, pues todo me daba asco. Me siento como el más raro de los bichos contándoles todo esto, (la exageración al cuadrado) pero así fue como me toco vivir la experiencia “Cloverfield”.

Pero pensar que Cloverfield como nauseas al por mayor y dolores de cabeza seria un error, pues no todos sufren los mismos síntomas, de hecho la mayoría de las personas no sienten la mínima molestia. Aunque ahora, ante el creciente número de reclamaciones, los taquilleros están obligados a decir la siguiente frase “La cinta ha sido filmada con una video cámara y los movimientos constantes de esta pueden ocasionar mareos”.

Did you see that..? Its huge!! Oh my God!! "My name is Robert Hawkins. Approximately 7 hours ago, uh..something.. attack the city...

Dejemos de lado el aspecto nauseabundo y adentremos a las entrañas del monstruo “Cloverfield”:

Ya desde su efímera concepción, y la morbosa campaña de mercadotecnia que nos tenía a todos en la blogosfera con la expectativa, sus creadores sabían que tenían en las manos un producto irrepetible, que si bien la técnica cámara en mano ha sido realizada con anterioridad, son los acontecimientos los que van a cambiar. Cloverfield contempla un nivel diferente en cuanto a la percepción del espacio, pues resulta difícil ver planos completos o a la bestia en su totalidad, porque el constante movimiento de la cámara solo permite “pasadaditas”, incluso los espacios abiertos se convierten en escenarios limitados dada la capacidad del lente. Por otro lado hay escenas de pánico masivo bien logradas y plasmadas con exactitud.

“La realización es ambiciosa, la hemos hecho de una forma muy independiente. Y por eso quisimos utilizar actores que no conocíamos.” Matt Reeves.

Los orígenes del monstruo no son claros y lo único que resulta hasta cierto punto obvio, es que su blanco tenia que ser la ciudad de New York, dado que, y Hollywood no me dejara mentir, es el centro de nuestro Universo cinematográfico.La historia de fondo va asi: Rob Hawkings ha conseguido un nuevo empleo en Japón y sus amigos le organizan una fiesta sorpresa de despedida. La ex novia de Rob, Beth, se presenta a la fiesta pero solo durante algunos minutos. Hud es the camera man, el responsable de registrar todos los acontecimientos. Fuertes explosiones interrumpen la fiesta y de pronto las calles son el campo de batalla entre el el US Army y una criatura tamaño Godzilla pero con identidad propia. Rob recibe una llamada de Beth, quien se encuentra atrapada en su departamento al otro lado de la ciudad. Entonces él y su grupo de amigos, impulsados por el heroísmo innato de todo neoyorquino deciden, contra toda lógica y/o posibilidad de sobrevivir en dicho ambiente hostil, ir al rescate del amor de su vida. Hud aka “OMG, OMG, OMG!!!” no dejara de filmar en todo momento. Algunas de las escenas son tan reales que recuerdan los ataques del 9/11, en un revés al clásico realidad superada por la ficción.

Desde mi punto de vista, Cloverfield destaca, porque su bestia no ha escapado de la freidora de los churros. Su acierto es el de brindarnos una nueva forma de visualizar una estética y entender un concepto relativamente experimental, amen de su destino implacable en las listas del “culto” de ciencia ficción. Y asumo el riesgo de que alguien me recuerde a mi madre, como ya se lo han hecho a mi gerente, pues me atrevo a recomendarla; solo que no sean gachos y no vomiten dentro de la sala.

F.I.N.