Un domingo cualquiera.

El domingo es un día súper Relax. Casi de hueva. Mi familia se levanta, no tan temprano, y acuden a misa de 10.00 AM. (Yo no voy, me confieso ateo). De pequeños mi papa solía llevarnos al parque Zoológico del Centenario, luego de visitar a mi abuelita. La visita obligada a los abuelos o a los tíos era inevitable y si era cumpleaños de alguno peor, porque ya estuvo que ahí se te iba tu tarde. Mis primos eran (y lo siguen siendo) unas personas de lo mas insoportables. Ya aburridos del zoológico, las opciones eran ir a “dar la vuelta” a la plaza comercial, con posibilidades de ver la ultima cinta de Macaulay Culkin o acudir a las piscinas del F.U.T.V.

Con el inevitable pasar de los años (sniff, sniff) mis domingos se han transformado. Para empezar, ahora trabajo por las tardes. Si de por si me levanto tarde, ahora que estoy de vacaciones, la hora para levantarme de mi hamaca es retarde. Mi madre rara vez cocina en domingo, en consecuencia el guiso del día queda entre: jamos y Queso de la Nevera o salir por el Pollo Brujo. Y mientras otros aprovechan este día para lavar su auto, planchar el uniforme para el lunes o preparar el informe de la oficina, yo simplemente me la pasó jugando al zapping con el control remoto, así hasta que el reloj me indique que es hora de irme a La Capital Del Cine. Entonces circulo por calles desoladas y vacías, sin transito, preguntándome ¿y donde esta la gente?. Obvio!!!.. la respuesta la encontrare cuando llegue a mi dominical destino.

Y tú ¿Que haces los domingos?